fotografia

Ya en el aire se percibe el olor mortal de una clase de geometría, el aburrimiento sigilosamente se trepa por los confines de mí ser y lo atrapa acaparándolo lentamente.
Voces intermitentes rondan el lugar, risas y otras cosas más. El funesto olor de las tizas de color se combina con cada partícula de polvo de este muladar.
Y llueven líneas, y llueven números y unas cuantas incógnitas. 6 o 7 horas de tedio, 30 minutos de caminar y caminar. Pero que más da, desde que no estas ya todo es simple: las calles, los parques y hasta mi mismo hogar.
Sabes, desde aquel día que nos dejaste aprendí muchas cosas, como por ejemplo a querer de verdad, deje algunos hábitos malos que a ti no te gustaban, pero lo que no aprendí es a olvidarte, y cada vez regresas mas a mi mente y te quedas por horas hasta que no se como te desvaneces. Talvez desde donde estas no quieres que te olvide o es mi inconciente que no quiere hacerlo.
Ayer pasé por ese jardín donde solíamos jugar los viernes, me quede por horas sentado sobre ese rustico asiento que estaba bajo aquel árbol viejo que nos daba sombra mientras descansábamos de tanto correr. Espere, no se porque, creo que mi corazón aun tenia esperanza de que hoy llegaras, pero fue en vano.
Cuando te fuiste aquel día, paradójicamente hizo frío igual que hoy, e irónicamente llovió después, no sabes cuanto dolor me causó que te llevaran atrapada en ese coche fúnebre, recuerdo que corrí desesperadamente de tras de ti pero no sirvió de nada, solo me quedo observar como te desvanecías en la bruma.
Hoy fui a tu morada a dejarte flores, Jazmines y lirios como las que te gustan, y vi que aun tenías esa foto nuestra de la cual nunca te separaste, me quede algo consternado, era la foto que nos tomamos esa tarde de abril, aquella tarde de tu muerte.