Oda a la Gripa

Gripa inmunda que mi vida infectas
Llegas cargada de abulia y dolores de cabeza,
Te refugias cobarde en mi nariz y mi garganta
Luego golpeas mi pecho que ya el dolor no aguanta.

Gripa pasajera y eterna
Hoy no podré salir a jugar
Tan solo me quedaré en mi cama
Esperando, dejando el tiempo pasar.

Llegaste una mañana
Que no quiero recordar
Yo estaba en la luna
O quizás estaba en el mar.

Gripa siniestra
Cuna de mi fragilidad
Acaparas todo mi cuerpo
Y no me dejas respirar.

Cronicas de alguien que no sabe hacer otra cosa que pensar en su maldita vida

Simplemente estoy algo fuera de mis casillas, como que estoy tranquilo por fuera y hecho un caos por dentro. Bajo este cielo que aun no se decide si estar soleado o nublado voy tratando de subsistir siquiera alegre o por lo menos tranquilo, mientras la gente algo somnolienta y aburrida de la monotonía pasan delante de mi empujándose y vociferando con sus miradas cuanto detestan vivir así.
Que hora esta que pasa simplemente abrumada, aburrida también de todo, ¿acaso es la vida un mar de aburrimiento? No lo se, simplemente camino de frente mirando las tiendas y lo mucho que hay por comprar, meto mi mano a mi bolsillo y tan solo una moneda sin brillo logro palpar…es frustrante esto, en ocasiones desesperantes me dio por agachar la mirada para no mostrar al resto que estoy a punto de estallar, aunque creo que a nadie le importaría, ellos pasan y ni te ven.
Me detengo al frente de un semáforo que me impide pasar; a mi costado, una de esas viejas estiradas que se creen las muy “nice”, un gordo sudoroso y una chica que me dejó algo anonadado. En este lapso puedo descansar de tanto caminar, puedo siquiera respirar el aire contaminado de esta Lima gris, sucia y contaminada por el humo de los coches. Llego a una de las calles que me llevan al hueco de donde salí, y veo como alguna vez vio Esteban al monstruo de mil cabezas, intimida, lo logré sentir respirando en mi nuca, pero creo que ya me acostumbré a él.
En la combi (o kombi como es su verdadero nombre) es otra historia de desazón, la bulla me chinga los oídos, y esos putos cobradores que se quieren aprovechar cobrándote el doble de pasaje, hay momentos en que exploto y muchas veces tuve que acordarme de sus madrecitas, no soy de hacerlo, pero la verdad esos tipos ya llegan.
Felizmente llego a mi hueco, mi casa que mas parece un muladar. Fuera de todo chico, deforme, jajaja, es mi peda casa y ahí estoy mejor.